Oct 15
Letras Esparta, Juvencio Robles, Las Piedras, Marciano Silva, Morelos, Neri, Zapata
Autor: Marciano Silva
Cantado por Lorenzo Capistrán, de Las Piedras, Morelos.
Dios lo perdone Juvencio Robles,
tanta barbarie, tanta crueldad,
tanta ignominia, tantos horrores,
que has cometido en nuestra entidad.
De un pueblo inerme los hombres corren
y después de esto vas a incendiar,
¿qué culpa tienen los moradores
que tú no puedas al fin triunfar?
Si es que a Emiliano Zapata buscas
allá en los montes lo encontrarás;
marcha a los campos contra él y lucha
y así de gloria lo cubrirás.
Deja a los pueblos, no tienen culpa,
ya no los mandes exterminar;
el que es valiente nunca ejecuta
hechos tan viles como el actual.
Lo que es Cartón y Rasgado, en suma,
en nuestro estado nunca podrán
vencer a Neri que es la figura
mas formidable que hay en el plan.
Saben muy bien los sitios que ocupa,
al fin se animan, pero… no van,
y como pruebas les daré algunas
de sus hazañas en realidad.
Llegan a un pueblo que abandonado
sus habitantes dejaron ya,
tiran de tiros por si emboscados
los zapatistas llegan a estar.
Si este saludo no es contestado
entonces entran pronto a incendiar,
triunfan los leales de un pueblo aislado
y al fin lo dejan sin su hogar.
Los zapatistas llegan a un pueblo,
y si es en número regular,
mandan el parte luego al gobierno
mas inmediato, sin dilatar:
“Aquí se encuentran los bandoleros
pueden venirlos a exterminar”,
y el bravo jefe responde luego:
“Cuentos de viejas; ¡qué van a estar!”
Pero si saben que ya se fueron
y que muy lejos deben estar,
entonces marchan, pero ligeros
con sus cañones a bombardear.
Las pobres chozas son los guerreros
a quienes van a contrarrestar,
y a las mujeres que sin remedio
se llevan como trofeo marcial.
Cuantos pacíficos ha matado
Cartón, en su cruel avilentez;
cuando a un pueblo llega a incendiarlo
y en sus hogares encuentra a alguien,
luego en su parte pone el menguado:
“Hónrome en participar a usted
que a zapatistas he derrotado,
quité caballos, armas también.”
Hoy nuestros pueblos son unos llanos,
blancas cenizas, cuadros de horror,
tristes desiertos, sitios aislados
donde se agita sólo el dolor.
Fúnebres restos que veneramos
como reliquia de nuestro amor
donde nacimos, donde nos criamos
y alegres vimos la luz del Sol.
Adiós Cartón y Juvencio Robles,
adiós Rasgado, “bravo adalid”,
llévenle a Huerta sus batallones
y su estrategia tan infeliz.
Díganle que ya no hay poblaciones
ni hay bandoleros que perseguir,
sólo Zapata y sus escuadrones
siempre dispuestos a combatir.
Bravos guerreros, hijos de Esparta,
ya al fin se honraron con acabar,
pero a los pueblos, porque a Zapata
ni la razón le han podido dar.
Quemar un pueblo creo que no es gracia,
matar a inermes es cosa igual;
dejar familias en la desgracia
ésa no es honra de un militar.
¡Cuántas familias viven llorando
en pueblo extraño sin paz ni hogar,
y por su tierra siempre anhelando
sin que ese instante pueda llegar!
¡Cuántas familias peregrinando
de pueblo en pueblo siempre andarán,
hasta que el cielo diga hasta cuándo
a sus hogares puedan llegar!
Soldados viles que habéis jurado
ser la defensa de la nación,
ya no exterminen a sus hermanos,
ya no se gocen en su aflicción.
Negros Caines, cruel, inhumanos
mostrad un rasgo de abnegación,
quiero sean dignos, no sean tiranos
que ya no es tiempo de quemazón.
Oct 01
Letras Anenecuilco, Ayala, Chinameca, Cuautla, Félix Trejo, Marciano Silva, Morelos, Ocotepec, Zapata
Autor: Marciano Silva.
Cantada por Alfonso Pliego, de Ixtlilco el Chico, y Félix Trejo, de Ocotepec, Morelos.
Atención te pido público sensato,
voy a dar mi explicación,
aquí en esta historia que yo les redacto
en mi mal pronunciación.
Voy a dar un pormenor
citando lo positivo,
porque ya enterado estoy
como también persuadido.
El jefe Zapata no estando conforme
después de haber conquistado,
se salió de Cuautla según informes
pensando en los resultados.
Se fue rumbo a Anenecuilco
que era su tierra natal,
porque conoció el peligro,
pues lo iban a traicionar.
Estando en su casa aunque no tranquilo
pensando en lo que sería,
el nuevo gobierno quiso perseguirlo
por su grande bizarría.
Porque era un hombre valiente
nuestro general suriano,
querían políticamente
por completo exterminarlo.
Llegó la noticia según se declara
al pueblo de Anenecuilco,
que luego al momento él se retirara
que iban a formarle sitio.
Mandó tocar las campanas
nuestro invicto general:
¡ vamos de nuevo a campaña
a defender nuestro ideal !
En aquel momento se reunió su pueblo
para ver lo que pasaba,
y les dio a saber que el nuevo gobierno
asesinarlo trataba.
Yo no ambiciono la silla
ni tampoco un alto puesto,
siento a mi patria querida
verla en tan cruel sufrimiento.
Hablóle a su hermano con toda firmeza
y le dijo en el momento
rendir ya mis armas sería una tristeza,
sólo ya después de muerto.
Ésta es política falsa,
la tengo bien conocida,
quieren que entregue las armas
para quitarnos la vida.
Respondió don Eufemio con acento fijo
y un valor sin segundo:
ya no condesciendas a tus armisticios,
morir peleando es orgullo.
Levantémonos en armas
vamos de nuevo a sufrir,
las conferencias dejarlas
hasta vencer o morir.
Hoy lo que interesa es dar providencia
a lo que el tiempo depare,
para recibir de la omnipotencia
lo que del cielo mandare.
Saldremos, después veremos
qué descubre el firmamento,
al fin después volveremos
si nos da lugar el tiempo.
Día 30 de agosto dieron este grito
todos en conformidad:
¡ viva nuestra patria y este requisito
de paz, tierra y de libertad !
Ya vámonos a padecer,
vámonos de nuevo a sufrir;
traidor nunca lo he de ser,
por mi patria he de morir.
Salieron de Ayala rumbo a Chinameca
donde se reunieron todos;
pidieron permiso con toda presteza
para jugar unos toros.
Dos días de toros jugaron,
nos quedan como recuerdos;
y un hombre vil por trasmano
mandó un parte hacia Morelos.
Aquí en esta hacienda se encuentra Zapata
si lo quieren agarrar,
trae muy pocos hombres y escaso de armas
ahora se han de aprovechar.
Fórmenle una entretenida
sin dárselo a maliciar;
denle todo lo que él pida
que su día va a llegar.
Le pusieron parte violento a Morales,
puesto por la Presidencia:
a traerme a Zapata se va usted al momento,
se halla en San Juan Chinameca.
Con mucho empeño lo haré
ahora sí no se me escapa;
en 24 horas le presento a usted
la cabeza de Zapata.
Con 600 hombres marchó entusiasmado
queriendo lograr su intento,
pero Dios que es dueño de todo lo creado,
les frustró su pensamiento.
No sabían que el general
había puesto su avanzada;
en el camposanto tras del tecorral
les preparó su emboscada.
Cuando les marcaron el alto: ¡ quién vive !
¡ Figueroa !, sólo gritaron;
con un par de bombas luego los reciben
y a combatir se prestaron.
Diez eran los zapatistas,
contrarios seiscientos fueron,
pero sus grandes conquistas
con valor las defendieron.
De cada descarga los zapatistas
diez o doce se tumbaron,
porque su gente estaba bien lista
y bien muertos los dejaron.
Los bombazos resonaban
sin cesar cada momento,
los zapatistas peleaban
haciéndose muchos muertos.
Cuando el general se hallaba gustando
con don Santiago Pozadas
en aquel momento lo estaban sitiando
y haciéndole mil descargas.
Montó su buen caballo,
paso a paso se fue yendo,
con unos cinco soldados
se quedó reconociendo.
Cuando el general divisó al gobierno
que se acercaba al poniente,
echó mano al rifle,
se apeó muy sereno,
con cinco les hizo frente.
Lo rodearon cuatrocientos
pero no se acobardó;
le hicieron fuego al momento
y entre ellos se revolvió.
A pocos momentos que se tirotearon
Zapata se retiró
haciéndoles fuego con tres que quedaron,
luego al cerro se internó.
Dicen que los derrotaron
porque así corrió la voz;
pero sólo a tres mataron,
contrarios sesenta y dos.
De testigo pongo aquí al siglo XX
como certero y seguro,
para que noticie del hecho presente
de lo pasado y futuro.
De Zapata estos recuerdos
quedaron siempre grabados
en todo el plan de Morelos
y los pechos mexicanos.
Sep 22
Letras Anenecuilco, Antonio Aguilar, Carranza, Chinameca, Genovevo de la O, Guajardo, Jesús Capistrán, Jesús Díaz Bustamante, Morelos, Plan de Ayala, Salazar, Zapata
Autor: Jesús Díaz Bustamante
Canta: Antonio Aguilar
Con mi guitarra en la mano
voy a cantar el corrido,
de un general afamado
por todos muy conocido.
Nació Emiliano Zapata
en un risueño pueblito,
del estado de Morelos
que se llama Anenecuilco.
En mil novecientos once
en armas se levantaba,
allá en la sierra suriana
Don Emiliano Zapata.
Militaban en sus filas
Perdomo, que era el primero,
el temerario Barona
y el valiente Genovevo.
Detrás de los tecorrales
con su gente bien armada,
peleaba contra Carranza
defendiendo el Plan de Ayala.
Montaba brioso caballo
que era de muy buena alzada,
un cuaco lobo gateado
con herraduras de plata.
En Chinameca murió
el agrarista suriano,
por la villana traición
del carrancista Guajardo.
Ya con ésta me despido
ya me voy por el sendero,
aquí se acaba el corrido
del valiente guerrillero.
También a Eufemio Zapata
y al general Salazar,
los dos hermanos Arenas
y Don Jesús Capistrán.
Sep 15
Letras 1910, Alanís, Carranza, Cerro del Jilguero, Chinameca, Duarte, Guajardo, Morelos, Plan de Ayala, Silva, Tlatilzapán, Zapata
Autor: Isaías Alanís.
Nobles conciudadanos, honrados compatriotas
valle y tengan a bien me presten su atención.
Hoy vamos recordando a los grandes patriotas
que en gran descanso estén de Dios y la mansión.
El pueblo Plan de Ayala fue el teatro de esta escena
el año incomprensible: 1910
quince nos persiguieron, las armas mexicanas
batiendo castellanos de confin en confin.
Honor estima y gloria al héroe de Morelos.
Emiliano Zapata, nuestro libertador,
con letras de oro escrito su nombre esté en la historia,
porque del campesino, él fue el defensor.
También hubo otros hombres que exhalaron su vida
en aras de la causa de tierra y libertad,
el polvo del olvido ha borrado sus nombres
así les ha pagado la ingrata humanidad.
Zapata fue el apóstol, lo quiso así el destino
porque tomó el camino de espinas y dolor,
quiso poner en alto la idea del agrarismo
con una fe inviolable y dómnico valor.
También hubo otros hombres, entre otros generales
como Camilo Duarte y Cliserio Alanís,
hombres dignos de gloria que por la causa agraria
derramaron su sangre y dieron su porvenir.
El Cerro del Jilguero mil veces vio a Zapata
con espuelas de plata montar vio su alazán
y con su treinta treinta, igual que sus muchachos
gallardo caminaba para Tlatilzapán.
Más tarde Chinameca vio caer a su caudillo
acribillado a tiros, con ventaja y traición.
Carranza fue el cerebro, Guajardo fue el verdugo
para llevar a cabo tan vil ejecución.
Por fin triunfó la causa, la hacienda es el ejido
ya los verdes maizales se miran con primor;
los signos de aquel tiempo de Marcianito Silva
un poeta zapatista y dómnico cantor.
En paz descansen todos los hombres que murieron
y altivos perecieron en la revolución
y de aquí en adelante tenderemos con orgullo
un templo en cada pecho y en cada corazón.
Sep 08
Letras Atencingo, Chalco, Cuernavaca, Genovevo de la O, Guerrero, Jantetelco, Jesús Zardaneta, Jojutla, Madero, Méndez, Milpa Alta, Montaño, Morelos, Pacheco, Plan de Ayala, Salazar, Tepalcingo, Topilejo, Zapata
Autor: Jesús Zardaneta.
Voy a cantar un corrido
que vale más que la plata,
los versos son dedicados
a mi general Zapata.
Zapata tomó las armas
en el feliz mes de enero,
para ayudar a la causa
de don Francisco I. Madero.
Zapata estuvo ayudando
a Madero en sus afanes,
para que bien con despacio
rectificara sus planes.
Pero Zapata mirando
que el tiempo ya se pasaba
y que bienes y promesas
de eso ya nunca se hablaba.
Ya perdida la esperanza,
al águila batió su ala,
Zapata tomó las armas
y proclamó el Plan de Ayala;
y dijo: si Madero olvidó el Plan
que enarboló en su bandera
yo sí cumpliré el de Ayala
aunque perezca en la guerra.
Eso dijo este valiente
y su estandarte tomó
y con valor y fervor
en Morelos combatió.
El grandioso Plan de Ayala
nos lo cumplirá Zapata
con sus triunfos de Morelos,
de Guerrero y Cuernavaca.
Él tuvo varios combates,
como soldado valiente,
animaba con su ejemplo
a los jefes y a su gente.
Como Juan Francisco Méndez,
lo mismo que Salazar
y don Panchito Pacheco
juntos iban a pelear.
Genovevo de la O,
cuyo nombre no es extraño,
Fortino Ayaquica es otro
valiente como Montaño.
Milpa Alta, Jojutla y Chalco,
Jantetelco y Atencingo,
Juchitepec, Tres Marías,
Topilejo y Tepalcingo.
Estos puntos recorrieron
combatiendo sin igual,
hasta llegar triunfantes
a la hermosa capital.
En los tres puntos del sur
hoy lo quieren con lealtad.
porque nos da la justicia,
paz, progreso y libertad.
Muchos decían que Zapata
nos atraería graves males,
que entrando en la capital
se verían barbaridades,
pero todo fue mentira,
nadie lo puede negar,
porque entraron muy correctos
soldados en general,
dieron garantías al pueblo
para mostrar su lealtad,
dando así fama y honor
a su digno general.
Viva el general Zapata,
viva su fe y su opinión,
porque se dispuso morir
por su patria,
como hijo de la nación.
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