Corrido de la muerte del General Zapata

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Autor: Isaías Alanís.

Nobles conciudadanos, honrados compatriotas 
valle y tengan a bien me presten su atención. 
Hoy vamos recordando a los grandes patriotas 
que en gran descanso estén de Dios y la mansión.

El pueblo Plan de Ayala fue el teatro de esta escena 
el año incomprensible: 1910
quince nos persiguieron, las armas mexicanas 
batiendo castellanos de confin en confin. 

Honor estima y gloria al héroe de Morelos. 
Emiliano Zapata, nuestro libertador,
con letras de oro escrito su nombre esté en la historia, 
porque del campesino, él fue el defensor.

También hubo otros hombres que exhalaron su vida 
en aras de la causa de tierra y libertad,
el polvo del olvido ha borrado sus nombres 
así les ha pagado la ingrata humanidad.

Zapata fue el apóstol, lo quiso así el destino 
porque tomó el camino de espinas y dolor, 
quiso poner en alto la idea del agrarismo 
con una fe inviolable y dómnico valor.

También hubo otros hombres, entre otros generales 
como Camilo Duarte y Cliserio Alanís,
hombres dignos de gloria que por la causa agraria 
derramaron su sangre y dieron su porvenir.

El Cerro del Jilguero mil veces vio a Zapata 
con espuelas de plata montar vio su alazán 
y con su treinta treinta, igual que sus muchachos 
gallardo caminaba para Tlatilzapán.

Más tarde Chinameca vio caer a su caudillo 
acribillado a tiros, con ventaja y traición. 
Carranza fue el cerebro, Guajardo fue el verdugo 
para llevar a cabo tan vil ejecución.

Por fin triunfó la causa, la hacienda es el ejido 
ya los verdes maizales se miran con primor; 
los signos de aquel tiempo de Marcianito Silva 
un poeta zapatista y dómnico cantor.

En paz descansen todos los hombres que murieron 
y altivos perecieron en la revolución
y de aquí en adelante tenderemos con orgullo 
un templo en cada pecho y en cada corazón.