Bola de la historia del pronunciamiento del general Emiliano Zapata o la traición de Federico Morales.

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Autor: Marciano Silva.
Cantada por Alfonso Pliego, de Ixtlilco el Chico, y Félix Trejo, de Ocotepec, Morelos. 

Atención te pido público sensato,
voy a dar mi explicación,
aquí en esta historia que yo les redacto 
en mi mal pronunciación.

Voy a dar un pormenor 
citando lo positivo, 
porque ya enterado estoy 
como también persuadido.

El jefe Zapata no estando conforme 
después de haber conquistado, 
se salió de Cuautla según informes 
pensando en los resultados.

Se fue rumbo a Anenecuilco 
que era su tierra natal, 
porque conoció el peligro, 
pues lo iban a traicionar.

Estando en su casa aunque no tranquilo 
pensando en lo que sería, 
el nuevo gobierno quiso perseguirlo 
por su grande bizarría.

Porque era un hombre valiente 
nuestro general suriano, 
querían políticamente 
por completo exterminarlo.

Llegó la noticia según se declara 
al pueblo de Anenecuilco, 
que luego al momento él se retirara 
que iban a formarle sitio.

Mandó tocar las campanas 
nuestro invicto general: 
¡ vamos de nuevo a campaña 
a defender nuestro ideal !

En aquel momento se reunió su pueblo 
para ver lo que pasaba, 
y les dio a saber que el nuevo gobierno 
asesinarlo trataba.

Yo no ambiciono la silla 
ni tampoco un alto puesto, 
siento a mi patria querida 
verla en tan cruel sufrimiento.

Hablóle a su hermano con toda firmeza 
y le dijo en el momento 
rendir ya mis armas sería una tristeza, 
sólo ya después de muerto.

Ésta es política falsa, 
la tengo bien conocida, 
quieren que entregue las armas 
para quitarnos la vida.

Respondió don Eufemio con acento fijo 
y un valor sin segundo: 
ya no condesciendas a tus armisticios, 
morir peleando es orgullo.

Levantémonos en armas 
vamos de nuevo a sufrir, 
las conferencias dejarlas 
hasta vencer o morir.

Hoy lo que interesa es dar providencia 
a lo que el tiempo depare, 
para recibir de la omnipotencia 
lo que del cielo mandare.

Saldremos, después veremos 
qué descubre el firmamento, 
al fin después volveremos 
si nos da lugar el tiempo.

Día 30 de agosto dieron este grito 
todos en conformidad: 
¡ viva nuestra patria y este requisito 
de paz, tierra y de libertad !

Ya vámonos a padecer, 
vámonos de nuevo a sufrir; 
traidor nunca lo he de ser, 
por mi patria he de morir.

Salieron de Ayala rumbo a Chinameca 
donde se reunieron todos; 
pidieron permiso con toda presteza 
para jugar unos toros.

Dos días de toros jugaron, 
nos quedan como recuerdos; 
y un hombre vil por trasmano 
mandó un parte hacia Morelos.

Aquí en esta hacienda se encuentra Zapata 
si lo quieren agarrar, 
trae muy pocos hombres y escaso de armas 
ahora se han de aprovechar.

Fórmenle una entretenida 
sin dárselo a maliciar; 
denle todo lo que él pida 
que su día va a llegar.

Le pusieron parte violento a Morales, 
puesto por la Presidencia: 
a traerme a Zapata se va usted al momento, 
se halla en San Juan Chinameca.

Con mucho empeño lo haré 
ahora sí no se me escapa; 
en 24 horas le presento a usted 
la cabeza de Zapata.

Con 600 hombres marchó entusiasmado 
queriendo lograr su intento, 
pero Dios que es dueño de todo lo creado, 
les frustró su pensamiento.

No sabían que el general 
había puesto su avanzada; 
en el camposanto tras del tecorral 
les preparó su emboscada.

Cuando les marcaron el alto: ¡ quién vive ! 
¡ Figueroa !, sólo gritaron; 
con un par de bombas luego los reciben 
y a combatir se prestaron.

Diez eran los zapatistas, 
contrarios seiscientos fueron, 
pero sus grandes conquistas 
con valor las defendieron.

De cada descarga los zapatistas 
diez o doce se tumbaron, 
porque su gente estaba bien lista 
y bien muertos los dejaron.

Los bombazos resonaban 
sin cesar cada momento, 
los zapatistas peleaban 
haciéndose muchos muertos.

Cuando el general se hallaba gustando 
con don Santiago Pozadas 
en aquel momento lo estaban sitiando 
y haciéndole mil descargas.

Montó su buen caballo, 
paso a paso se fue yendo, 
con unos cinco soldados 
se quedó reconociendo.

Cuando el general divisó al gobierno 
que se acercaba al poniente, 
echó mano al rifle, 
se apeó muy sereno, 
con cinco les hizo frente.

Lo rodearon cuatrocientos 
pero no se acobardó; 
le hicieron fuego al momento 
y entre ellos se revolvió.

A pocos momentos que se tirotearon 
Zapata se retiró 
haciéndoles fuego con tres que quedaron, 
luego al cerro se internó.

Dicen que los derrotaron 
porque así corrió la voz; 
pero sólo a tres mataron, 
contrarios sesenta y dos.

De testigo pongo aquí al siglo XX 
como certero y seguro, 
para que noticie del hecho presente 
de lo pasado y futuro.

De Zapata estos recuerdos 
quedaron siempre grabados 
en todo el plan de Morelos 
y los pechos mexicanos.

Corrido del General Zapata

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Autor: Jesús Díaz Bustamante
Canta: Antonio Aguilar

Con mi guitarra en la mano
voy a cantar el corrido,
de un general afamado
por todos muy conocido.

Nació Emiliano Zapata
en un risueño pueblito,
del estado de Morelos
que se llama Anenecuilco.

En mil novecientos once
en armas se levantaba,
allá en la sierra suriana
Don Emiliano Zapata.

Militaban en sus filas
Perdomo, que era el primero,
el temerario Barona
y el valiente Genovevo.

Detrás de los tecorrales
con su gente bien armada,
peleaba contra Carranza
defendiendo el Plan de Ayala.

Montaba brioso caballo
que era de muy buena alzada,
un cuaco lobo gateado
con herraduras de plata.

En Chinameca murió
el agrarista suriano,
por la villana traición
del carrancista Guajardo.

Ya con ésta me despido
ya me voy por el sendero,
aquí se acaba el corrido
del valiente guerrillero.

También a Eufemio Zapata
y al general Salazar,
los dos hermanos Arenas
y Don Jesús Capistrán.

Corrido Inicial

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Tomado de Calphulelque

Al cantar este corrido
recordará la Nación
gritando Viva Zapata
Viva la Revolución.

Toditos los campesinos
gritan con sinceridad
Viva Emiliano Zapata
que dio tierra y libertad.

ESTRIBILLO

Bonito ese Plan de Ayala
también el punto del Istmo
lindo estado de Morelos
donde surgió el agrarismo.

Don Emiliano Zapata
nunca demostró egoísmo
y nació en Anenecuilco
el jefe del agrarismo.

Las balas del Zapatismo
eran de muy fino acero
cuando encontraba al gobierno
se miraba el tiradero.

El final de este corrido
termina en letras de plata
que vivan los agraristas
Viva Emiliano Zapata.

Corrido de la traición de Federico Morales

1 Comentario

Autor: Marciano Silva.

Si me consideras, público lucido
Y me prestas tu atención,
Voy a declararme y en lo sucesivo
Te daré una explicación.

El 30 de agosto día tan señalado
Del mismo que corresponde
Fecha y todo tienen muy bien enterado
De mil novecientos once.

No quedó conforme el General Zapata
Después de haber conquistado
Por ese motivo se salió de Cuautla
Esperando el resultado.

Salió rumbo a Anenecuilco
Donde su atención fijaba
Como es hombre vivo, conoció el peligro
La traición que le jugaban.

Al mismo momento se reunió su pueblo
Para saber lo que pasaba
Y él dio a saber del nuevo Gobierno
Y lo inconforme que estaba.

Mandó tocar las campanas
Ese Grande General,
Vámonos de nuevo a empuñar las armas;
LA DEFENSA ES NATURAL.

Yo no ambiciono la silla
Ni tampoco un alto puesto;
Lo que me adolece, mi patria querida,
Verla en tan cruel sufrimiento.

Resolvió su hermano Eufemio Zapata
Conociendo el mal proyecto,
Yo ni ahora ni nunca rendiré las armas,
Sólo ya después de muerto.

Esta política es falsa,
La tengo bien conocida,
Piensan primero recogernos las armas
Para quitarnos la vida.

Habló con su hermano Eufemio y le dijo:
Bajándose a lo profundo,
Ya no condesciendo, bajo de armisticio,
Ya ves los pagos del mundo.

Salieron de Ayala rumbo a Chinameca
Donde se reunieron todos,
Luego que llegaron pidieron permiso
Para jugar unos toros.

Dos días de toros jugaron
Nos quedan como recuerdos,
Ellos en sus gustos, y un vil a trasmano
Poniendo el parte a Morales.

“Aquí en la hacienda se encuentra Zapata,
Si lo quieren agarrar,
Tiene cuarenta hombres, pero mal armados,
Ora se han de aprovechar.”

-“Fórmele una entretenida,
Sin dársela a maliciar,
Déjenlo que goce cuanto pida,
Que su día se va a llegar.”

Pusieron violento el parte a Morales
Puesto por la Presidencia:
“A traerme a Zapata se va usted al momento,
Se halla en San Juan Chinameca.”

-“Con mucho empeño lo haré
Ahora si no se me escapa,
En 24 horas le prometo a usted
La cabeza de Zapata.”

Con 600 hombres marchó para Hidalgo
Queriendo igualar al viento.
Pero sólo Dios, que es dueño de lo creado,
No le concedió su intento.

Como a las once del día,
Por Santa Rita pasaron,
Porque dos sujetos allí los llevaban
Hasta el punto donde estaban.

Cuando el General se hallaba comiendo,
Con don Santiago Posada,
Llegó la noticia, que ya iba el Gobierno
Y a la hacienda se acercaba.

Montó su brioso caballo,
Paso a paso se fue yendo,
Frente a un obrador, con cinco soldados,
Se quedó reconociendo.

Cuando el General divisó al Gobierno
Que se acercaba hacia el puente,
Echó mano al rifle y se apeó del caballo
Y con cinco les hizo frente.

Lo rodearon cuatrocientos,
Pero él no se acobardó
Haciéndoles fuego como decidido
Entre ellos se revolvió.

Sin saber que el General
Había puesto su avanzada
En el camposanto, tras de un tecorral,
Les formaron una emboscada.

Cuando les marcaron el “¡Alto ahí!, ¡Quién vive!”
Dijeron, pues -Figueroa.
Con un par de bombas, luego los reciben
Para comenzar la loa.

Dicen que los derrotaron
Pues así corre la voz,
Fueron sólo tres, los que allí se quedaron,
Contrarios setenta y dos.

Corrido de la Leva

1 Comentario

Puestos de acuerdo los ricos,
la codicia los reunió
la leva arrojó a Zapata
al noveno batallón.

Dolor, dolor de la leva,
en marcha la rebelión
cada fusil en la leva
es en pie una maldición.

No llore usted comadrita.
No llore usted por favor,
que han de retornar sus hijos
a mitigar su dolor.

Hermana, mi hermana dulce,
a tu hermano lo llevó
el polvo del remolino
que la leva levantó.

El viento mueve la caña
y la leva nos movió
del campo de verde claro
donde el ensueño creció.

Anciano de blanco sino,
¿en dónde tu hijo quedó?…
Se fue por esos caminos,
la leva se lo llevó.

Amigo, mi amigo franco,
que a su amigo abandonó.
La leva se lo ha llevado,
no puedo quedarme yo.

Jacal que arrina su paja
su puerta se desgajó…
Labriego que va sin surco,
la leva los separó.

Se llevaron a Zapata.
La leva se lo llevó.
No pierdan la fe, muchachos,
¡Viva la Revolución!

Anenecuilco no cede.
Nunca este pueblo cedió.
Cada hueco que dejaron
con otro hombre se llenó.

Los hacendados dijeron:
Zapata es agitador,
y por eso lo mandamos
al noveno batallón.

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