Corrido de Lucio Vázquez

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Volaron los pavos reales
rumbo a la sierra mojada,
mataron a Lucio Vázquez
por una joven que amaba.

Como a las diez de la noche
estaba Lucio cenando,
llegaron unos amigos,
para invitarlo a un fandango.

Su madre se lo decía:
que a ese fandango no fuera.
Los consejos de una madre
no se llevan como quera.

Llegaron a la cantina,
comenzaron a tomar,
pero Lucio no sabía
que lo iban a traicionar.

Lo sacaron a la orilla
por ver si sabía jugar,
le dieron tres puñaladas
al pie de un verde rosal.

Los tres que lo apuñalaron
se sentaron a fumar
y se estaban carcajeando
de oír a Lucio quejar.

Los tres que lo apuñalaron
se fueron hacia un potrero
caminando muy despacito,
los tres limpiando su acero.

–¡Madre mía de Guadalupe
de la Villa de Jerez,
dame licencia señora,
de levantarme otra vez!

Su pobre madre lloraba
debajo de unos jarales:
–Hijo, ¿como te levantas,
si son heridas mortales?

Su hermano de compasión
la pistola le brindo:
–Hermano, ¿pa’ que la quiero,
si el tiempo ya se pasó?

Volaron los pavos reales
del ciprés a los vergeles,
mataron a Lucio Vázquez
por causa de las mujeres.

Nuestro México, febrero veintitrés

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Nuestro México, febrero veintitrés,
dejó Carranza pasar americanos,
diez mil soldados, seiscientos aeroplanos,
buscando a Villa por todo el país.

Los de a caballo no se podían sentar
y los de a pie no podían caminar
entonces Villa los pasa en aeroplanos
y desde arriba les dice good bye.

Comenzaron a volar los aeroplanos
entonces Villa un gran plan les formó
se vistió de soldado americano
y a sus tropas también las transformó.

Mas cuando vieron los gringos las maderas
con muchas barras que Villa les pintó
se bajaron con todo y aeroplanos
y Pancho Villa prisioneros los tomó.

Todas las gentes en Chihuahua y Ciudad Juarez
muy asustada y asombrada se quedó
de ver tanto gringo y carrancista
que Pancho Villa en los postes les colgó.

Qué se creían los soldados de Texas
que combatir era un baile de carquiz.
Con la cara llena de vergüenza
se regresaron todos a su país.

Yo les encargo mis fieles compañeros
que se estén firmes al pie de su cañón
que disparen la última metralla
para defensa de nuestra nación.

Carabina 30-30

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Con mi 30-30 me voy a alistar
a engrosar las filas de la rebelión,
para conquistar, conquistar libertad
a los habitantes de nuestra nación.

Con mi 30-30 me voy a pelear
y a ofrecer la vida en la revolución,
si mi sangre piden, mi sangre les doy
por los habitantes de nuestra nación.

Carabinas 30-30
que los rebeldes cargamos,
y decían los huertistas
que con ellas no matamos.

Gritaba Francisco Villa:
¿Dónde te hallas Argumedo?
nos veremos en Bachimba
tu que nunca tienes miedo.

Madre mía de Guadalupe,
tu me has de favorecer,
para no rendir las armas
hasta morir o vencer.

Ya nos vamos pa’ Chihuahua,
ya se va tu negro santo,
si me quebra alguna bala
ve a llorarme al camposanto.

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