Enigma Norteño -El Señor de los Cielos

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El mas buscado y pesado del cartel de los sinaloenses
fui protejido apoyado y amado por toda mi gente
catalogado el rey de la coca no habia rivales aya por colombia
en aviones comerciales transportaba yo la merca

Fue con pablito el zorro de ojinaga que entre a ciudad juarez
poco a poquito yo fui ascendiendo escalando lugares
traia madera desde que era niño mi tio fonseca me enseño el camino
señores me les presento yo soy amado carrillo

Varios colochos mis socios mas fuertes de este negocio
en argentina y en chile hize influencias por ser amistoso
fue pieza clave el general rebollo en mi pais contaba con su apoyo
desde plebe me propuse salir rapido del ollo

Los de la DEA trataron buscaron pero no me allaron
mis enemigos quisieron matarme pero no pudieron
no era snecillo ni facil llegarme en mis guaridas supe refugiarme
tuve aliados del gobierno altos mandos militares

Los animales exoticos fueron coleccion privada
entre otras cosas un dia decidi operarme la cara
la obra maestra no rindio frutos en mi velorio hubo chinos y rusos
despedida impactante rodeada de muchos lujos

Guamuchilito mi rancho adorado como lo eh extrañado
dejo un saludo a mi compadre mayo eramos como hermanos
aqui les dejo abierto este reto ustedes juzgen si estoy vivo o muerto
solo el señor de los cielos sabe bien todo este cuento

El Hijo de Camelia, Los Tigres del Norte

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En un carro color negro
con placas de Cuidad Juarez
se ve con mucho misterio
al transitar por las calles
el carro y quien lo maneja
su origen nadie lo sabe

Su indumentaria es sencilla
usa chamarra y mezclilla
una mascada en el cuello
botas cowboy y tejana
su aspecto de hombre valiente
se refleja en su mirada

La banda estaba confiada
repartiendo yerba mala
como a las seis de la tarde
nadie se lo imaginaba
que ya el hijo de Camelia
por venganza los buscaba

Dicen que tuvo un encuentro
con la banda de Tijuana
dejando allí cinco muertos
huyendo a Guadalajara
corría tan recio en su carro
nunca le pasaba nada

Lo han visto por todas partes
recorriendo carreteras
buscando a los delincuentes
compañeros de Camelia
sigue vengando a su madre
su madre que fue Camelia

Historia de la muerte del gran General Emiliano Zapata

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Autor: Marciano Silva

Después de que aquél apóstol Don Francisco I. Madero
del Plan de Ciudad Juárez ingrato se burló
al ver hecho un despojo y caído por el suelo
ese estandarte honroso que repudió altanero
un pobre campesino al fin lo levantó.

Ese fiel campesino fué el inmortal suriano,
que indómito peleaba por el Plan de San Luis,
al ver que su caudillo había ya claudicado
alzó valiente y digno ese pendón sagrado
siguiendo con las armas luchando hasta el morir.

Fué Emiliano Zapata, el hombre sin segundo,
que ante la plutocracia su diestra levantó
fué un angel de la Patria, un redentor del mundo
que por su humilde raza duerme el sueño profundo
en los brazos de Vesta por voluntad de Dios.

Al ver la tiranía que contra los aztecas
los blancos dislocaban, siguió a un falso líder,
tiró a Porfirio Díaz después siguió con Huerta
peleó con bizarría contra las hordas necias
del infeliz Carranza donde llegó a caer.

Como los propietarios de este girón de tierra,
compraban los gobiernos con oro nacional
para que el proletario nunca libre se viera
teniendo un solo amo y una sola miseria
ganando en los ingenios un mísero jornal.

Por eso es que Carranza le dió a Pablo González
el mando de las fuerzas del Sur sin vacilar,
para que de Zapata murieran los ideales
pues vió que de ese Esparta sólo podría salvarle,
por tener más astucia que valor militar.

Hombre de mucho ingenio él y Jesús Guajardo
para esgrimir el alma de la más vil traición
pues de pronto se hicieron unos improvisados,
rivales al extremo que dispuso don Pablo
de que al fin se arrestara a Guajardo en la prisión.

Luego salió de Cuautla la cándida noticia
que Guajardo y don Pablo se odiaban con furor,
entonces Emiliano sin pérdida lo invita
creyendo que el pirata constitucionalista,
como al fin resentido obraría en su favor.

Guajardo le contesta, que dispuesto se hallaba
a secundarlo siempre si el perdón le ofrecía
Zapata en su respuesta tan fiel entusiasmada
dijo: con esta fecha queda garantizada,
su vida y al presente su misma jerarquía.

Después de esto le ordenó que sin pretexto alguno
me aprenda a Victoriano por ser un vil traidor,
y me lo mande luego pero muy bien seguro
pues soportar no puedo a ese falaz perjuro
que ha pisoteado indigno su palabra de honor.

Pero Guajardo a trueque de Bárcenas le entrega
sesenta voluntarios de su brigada de él
contestándole al Jefe que su orden no se lleva
a efecto estrictamente porque según las pruebas,
que Bárcenas fué enviado en comisión tal vez.

Y ese acto de barbarie alucinó a Zapata
y lo hizo caer al fondo de la credulidad
aliándose a un infame que atraído por su audacia
premeditó los planes de alevosía y ventaja
para acabar al golpe de una traición falaz.

Después viendo el efecto que produjo en Zapata,
aquella ocasión funesta le dijo con placer
con el mayor respeto le pido a usted por gracia
que me otorgue el derecho de tomar una plaza,
y esa plaza en cuenta es Jonacatepec.

Zapata contestóle, le otorgo a usted esa gracia
y puede usted tomarla con mucha precaución,
pero aquel hombre noble no vió que era una farsa,
de cómicos istriones pagados por Carranza
para que el Plan de Ayala muriera en su extención.

El fuego fué nutrido por una y otra parte
en ambos combatientes mostrábase el furor
pero lo más lucido fué, que en tan cruel desastre
ni un muerto ni un herido resultó en el combate
los proyectiles siempre obraban a favor.

De ahí como un Esparta marchó hacia Tepalcingo,
después del simulacro que cruel premeditó,
y el General Zapata, aquel digno caudillo
sobre su encuentro marcha con gusto a recibirlo
felicitando grato su indómito valor.

En medio de alborozo y vítores del pueblo
entró el Jefe y Guajardo con gran satisfacción
después de un fiel reposo Guajardo fué el primero
que marchó presuroso cual Napoleón tercero,
a San Juan Chinameca fraguando su traición.

Guajardo al separarse del gran Jefe suriano
a San Juan Chinameca con gusto lo invitó
para obsequiarle parque que traía de antemano
pero en su negra faz sólo se veía el engaño,
envuelto en su siniestra política de horror.

Al otro día Zapata marchó hacia Chinameca
con ciento cincuenta hombres de escolta nadamás,
donde lo esperaba Guajardo con firmeza
un viernes por desgracia el diez de abril por fecha
con seiscientos dragones para su acción falaz.

Del agua de los patos según dan referencias
llegó el jefe Zapata con una escolta fiel,
según ligeros datos a las siete cuarenta
en un pequeño cuarto contiguo hacia la hacienda
Guajardo y otros jefes se reunieron con él.

Para no errar el golpe Guajardo urdió la espúrea
noticia que el gobierno se acercaba veloz
ocupan luego entonces sus hombres las alturas
los barrancos y bloquea con la mayor premura
tapando las salidas con muchas precaución.

Zapata remontóse a la piedra encimada
mientras el vil Guajardo su gente disponía,
todavía el Iscariote le dijo que ordenara
si es que salía al galope llevando una avanzada
de gente de a caballo o pura infantería.

Hay muchos alambrados y la caballería
en tales circunstancias no se podrá batir
mejor lleve soldados de pura infantería
que el éxito ganado será por su hidalgía,
mientras yo a retaguardia me quedo a combatir.

Después cesó la alarma todo quedó tranquilo
era el último acto de aquel drama fatal,
mandó que lo invitaran el coronel Castillo,
para que le entregara el parque prometido
aquel noble espartano marchó sin vacilar.

Le dijo a su asistente, ve y traeme mi caballo
que el coronel me llama a su cuartel de honor
con diez de sus jinetes fué a ver a Guajardo
pues siempre los valientes no temen al menguado
porque su escudo de armas sólo es el pundonor.

Cuando tuvieron nota que el general llegaba
la banda de clarines le dió el toque de honor
la guardia presurosa al verlo presentó armas
después se oyó la odiosa y fúnebre descarga
cayendo el invencible Zapata ¡Oh que dolor!

Guajardo se soñaba el ser un Alejandro
cuando vió al suriano tendido hacia sus pies,
mandó que atravesado su cuerpo en un caballo
para que lo llevaran como un trofeo alcanzado
a Cuautla y se premiara su negra avilantez.

Al ver Pablo González llegar al vencedor
trayendo al que luchaba constante y varonil
oh cuantas atenciones al fin le prodigó,
condecorando innoble su astucia y no el valor
porque su limpia espada nunca supo medir.

Varios hombres lloraban al ver el triste fin
del hombre que luchaba por un bien nacional
las mujeres trocaban en rabia su gemir
al ver la declarada traición de un hombre vil
que hablarle cara a cara no pudo en lance tal.

Los guachos altaneros vagaban por las calles
burlándose falaces del pueblo espectador,
hoy si hijos de Morelos ya se acabó su padre
bien pueden ir a verlo e identificarlo
Guajardo en tal combate peleando lo mató.

Zapata fué el bandido por la alta aristocracia
mas a la vez ignoro su criminalidad
en su panteón lucido un ángel se destaca
trayendo así en su mano un libro lee entusiasta
“La tierra para todos y el don de Libertad”.

El año diez y nueve el mes de abril por fecha
murió el jefe Zapata como bien lo sabrán
del modo más aleve en San Juan Chinameca,
a la una y media breve de esa tarde siniestra
dejando una era grata así a la humanidad.

El Emigrado, Los Alegres de Terán

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Voy a contarles señores, lo mucho que yo sufrí
Después que deje a mi patria, por venirme a otro país
Eran las 10 de la noche, comenzó un tren a pitar
Ahí viene ese tren ingrato donde nos van a llevar
Adiós mi madre querida, échame tu bendición
Ya me voy al extranjero, donde no hay revolución

Al fin sonó la campana, dos silbidos pego el tren
No lloren mis compañeros que me hacen llorar también
al recordar esas horas, me palpita el corazón
Cuando divise a lo lejos, ese mentado Torreón
Llegamos por fin a Juarez, ahí fue mi apuración
Que cuanto dinero tienes para entrar a esta nación

Señores traigo dinero, para poder emigrar
Tu dinero nada vale, te tenemos que bañar
Cruze por fin la frontero y en un enganche me fui
Ay mis queridos paisanos, fue mucho lo que sufrí.

De la persecución de Villa

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Patria México, febrero veintitrés,
dejó Carranza pasar americanos:
dos mil soldados, doscientos aeroplanos,
buscando a Villa, queriéndolo matar.

Después Carranza les dijo afanoso:
si son valientes y lo quieren combatir,
concedido, les doy el permiso,
para que así se enseñen a morir.

Comenzaron a echar expediciones,
los aeroplanos comenzaron a volar,
por distintas y varias direcciones,
buscando a Villa, queriéndolo matar.

Los soldados que vinieron desde Texas
a Pancho Villa no podían encontrar,
muy fastidiados de ocho horas de camino,
los pobrecitos se querían regresar.

Los de a caballo ya no se podían sentar,
más los de a pié no podían caminar;
entonces Villa les pasa en su aeroplano
y desde arriba les dijo: Gud bay.

Cuando supieron que Villa ya era muerto,
todos gritaban henchidos de furor:
ahora sí, queridos compañeros,
vamos a Texas cubiertos con honor.

Mas no sabían que Villa estaba vivo
y que con él nunca iban a poder;
si querían hacer una visita
hasta la sierra lo podían ir a ver.

Comenzaron a lanzar sus aeroplanos,
entonces Villa, un buen plan les estudió:
se vistió de soldado americano
y a sus tropas también las transformó.

Mas cuando vieron los gringos las banderas
con muchas barras que Villa les pintó,
se bajaron con todo y aeroplanos
y Pancho Villa prisioneros los tomó.

Toda la gente de Chihuahua y Ciudad Juárez
muy asombrada y asustada se quedó,
sólo de ver tanto gringo y carrancista
que Pancho Villa sin orejas los dejó.

Que pensarían los “bolillos” tan patones
que con cañones nos iban a asustar;
si ellos tienen aviones de a montones
aquí tenemos lo mero principal.

Todos los gringos pensaban en su alteza
que combatir era un baile de carquís,
y con su cara llena de vergüenza
se regresaron en bolón a su país.

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