El Zapatista, Antonio Aguilar

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Viva Emiliano Zapata!

Amigos de las ciudades
de mi México querido
Escuchen este corrido
De sacrificio y amor

Fue mi padre un agrarista
y valiente Zapatista
Que jugase la vida
Como todo un gran señor

Partidario de la tierra
En armas se levanto
Para dejarles a sus hijos
El solar que tanto amo

Mi general Emiliano Zapata, presente

Dejando sus amoríos
Combatió con Argumedo
Cuando Victoriano Huerta
A Madero asesino

Su anhelo se corono
Por que en sangrienta batalla
Aquella bala perdida
Con su vida termino

Su sangre regó la tierra
Para bien del campesino
Gritando Viva Zapata!
Morir seria su destino

General Benjamín Argumedo, Antonio Aguilar

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Para empezar a cantar
Para empezar a cantar
Pido permiso primero
Señores son las mañanas
Señores son las mañanas
De Benjamín Argumedo

Lo agarran en San Francisco
Lo agarran en San Francisco
de los Adame mentados
Llegaron a Zacatecas
Llegaron a Zacatecas
Con Argumedo amarrado

Lo bajaron de la sierra
Lo bajaron de la sierra
Todo oliado como un cuete
Lo pasan por San Miguel
Lo pasan por San Miguel
Lo llevan a Sombrerete

Oiga usted mi general
Oiga usted mi general
Yo también fui hombre valiente
quiero que usted me fusile
quiero que usted me fusile
en publico de la gente

Tanto pelear y pelear
Tanto pelear y pelear
Con las armas en la mano
Vine a morir fusilado
Vine a morir fusilado
En el panteón de Durango

Adiós también al reloj
Adiós también al reloj
Sus horas me atormentaban
Pues clarito me decían
Pues clarito me decían
Las horas que me faltaban

Para empezar a cantar
Para empezar a cantar
Pido permiso primero
Señores son las mañanas
Señores son las mañanas
Del general Argumedo

Carabina 30-30

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Con mi 30-30 me voy a alistar
a engrosar las filas de la rebelión,
para conquistar, conquistar libertad
a los habitantes de nuestra nación.

Con mi 30-30 me voy a pelear
y a ofrecer la vida en la revolución,
si mi sangre piden, mi sangre les doy
por los habitantes de nuestra nación.

Carabinas 30-30
que los rebeldes cargamos,
y decían los huertistas
que con ellas no matamos.

Gritaba Francisco Villa:
¿Dónde te hallas Argumedo?
nos veremos en Bachimba
tu que nunca tienes miedo.

Madre mía de Guadalupe,
tu me has de favorecer,
para no rendir las armas
hasta morir o vencer.

Ya nos vamos pa’ Chihuahua,
ya se va tu negro santo,
si me quebra alguna bala
ve a llorarme al camposanto.