Fusilamiento de Zapatistas en el pueblo de Ozumba, Estado de México

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En el pueblo de Ozumba perteneciente
al Estado de México, fueron fusilados
seis zapatistas aprehendidos por los
federales en un combate a inmediaciones de dicho
pueblo. De los seis, sólo dos dieron
sus nombres: Cristino Peña y Enrique Guzmán,
ignorándose los nombres de los otros
que no quisieron dar su nombre a los federales.

Todos demostraron un gran temor y
miedo al momento de morir.

Fueron pasados por las armas a espaldas
de la parroquia del pueblo, a las doce
del día siguiente al de su aprehensión.
Uno de los zapatistas que era tuerto,
le entró la bala por la cavidad
del ojo que le faltaba y le destrozó
el cráneo horriblemente, causando su
aspecto a los que lo vieron, horror y miedo.

Sus cadáveres fueron colgados de los
postes que están en las calles del
pueblo, para escarmiento de bandidos
y tranquilidad de pacíficos habitantes.
La enérgica batida que el gobierno
está librando contra el bandidaje
zapatista, está dando magníficos
resultados, pues a principios del
mes de junio de este año, se ha visto
que los combates librados entre federales
y zapatistas, han sido desastrosos
para las hordas del ATILA DEL SUR,
pues además de los que han tomado
parte en asaltos a pueblos y han
cometido crímenes en las personas
de pacíficos habitantes, son fusilados
inmediatamente, los prisioneros en los
combates son consignados al servicio
de cuerpos federales que no están en
servicio en el perímetro de acción de
los zapatistas, sino en otros muy diversos.

Tanto en muertos y heridos en combate
como fusilados y prisioneros,
han perdido los zapatistas en los meses
de mayo y junio de 1912, muchísima
gente y ya se hace palpable la eficacia
de la persecución del gobierno contra
esas hordas.

Los habitantes pacíficos deben tener fe
en que el gobierno pronto habrá
pacificado el Estado de Morelos y habrá
limpiado de bandidos todos esos
rumbos, y ya los hombres honrados podrán
dedicarse nuevamente a sus tra
bajos, interrumpidos por el predominio
de tan atroz bandidaje que ha desolado
el floreciente Estado de Morelos.

Es de desearse la pronta extinción del
bandidaje, que tantos perjuicios causa
a la gente menesterosa y trabajadora.

Triste y merecido fin

Pobres, pobres zapatistas,
en el crimen y en el robo
llevan sus manos hundidas,
y es su sangre la del lobo.

El terror del hombre probo…
Pero hay que hacer escarmiento
que son del progreso estorbo
y en la paz impedimento.

Por eso que esta noticia
causará consternación.
Sólo en la gente propicia
al robo y la traición.

Cayeron seis prisioneros
en manos de federales
desde luego dispusieron
proceder a fusilarlos.

Tres de ellos tras de la Iglesia
tuvieron justo castigo,
así, su ignominia necia
allá llevarán consigo.

Los otros tres también fueron
al momento ejecutados
y hasta colgados se vieron
sus cuerpos ensangrentados.

Toda la gente al pasar,
lanzaba una exclamación. . . ,
¡Ganas daban de llorar,
de la tristeza y horror!

Se balanceaban crujiendo
sus cuerpos con seco ruido…
Parece que estaban diciendo
“ved cómo acaba el bandido”.

¡Oh, gentes trabajadoras!
no perdáis el sentimiento
y decid a todas horas,
esto sirve de escarmiento.

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