Pedro y Pablo, Los Tigres del Norte

1 Comentario

Pedro y Pablo eran hermanos
y amigos inseparables.
Quedaron abandonados
cuando murieron sus padres.
Pedro el mayor se decía
que a Pablo nada le falte.

Pedro  hablo con entereza,
“Tienes que seguir la escuela,
“Tienes muy buena cabeza.
Yo me voy aunque nos duela.
Yo trabajo y tu estudias,
al cabo que el tiempo vuela.”

Pedro  se fue para el norte
y cruzo pa’l otro lado.
Dijo a su novia Leticia,
“Hay te lo dejo encargado.”
Y al transcurso de los anos,
Pablo se hizo licenciado.

– “Pedro  que gusto de verte.”
– “Supe que eras licenciado.”
– “No se como agradecerte.”
– “No me agradezcas hermano.”
– “Quiero decirte una cosa.”
– “Habla te estoy escuchando.”
– “Conocerás a mi esposa.”
– “Es lo que estoy esperando.”

“Gracias Señor, que haz permitido realizar su
vida a mi hermano querido. Hoy se que mi esfuerzo no fue en
vano, y ya podre ser feliz con la mujer que tanto amo.”

-“Esta es mi esposa Leticia.”
– “Creo que ya nos conocemos.”
– “Se te borro la sonrisa.”
– “Es que me vino un recuerdo.”
– “¿Vas a quedarte en la casa?”
– “Eso yo nunca podría.”
– “¿Pedro  que es lo que te pasa?”
– “Es que lloro de alegría.”

No es que Pablo fuera malo
o que no supo apreciar
El sacrificio de hermano
que Pedro  supo brindar.
De Leticia mejor ni hablo,
ella si se porto mal