El Caballo Jovero, Antonio Aguilar

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Señores voy a cantarles
Un corrido verdadero
Es la historia de un caballo
Que se llamaba el Jovero

Unos amigos lo hicieron
Un caballo de batalla
Cuando robaban los trenes
El Jovero relinchaba

En sus lomos el cargaba
Mucho valor en dinero
El que robaba Martín
Y su amigo José el güero

Los soldados al Jovero
Una tarde lo mataron
cuando escapaba josé
De una cárcel de Durango

Adios pueblo de Durango
Y tambien Guanacebi
Me quedo solo en lo oscuro
Ya se va pa’ Mapimi

Ya con esta me despido
Es muy triste recordar
El Jovero ya murió
Ya no lo oirán mentar

Corrido de Cananea

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Voy a dar un pormenor,
de lo que a mí me ha pasado:
que me han agarrado preso,
siendo un gallo tan jugado.

Me fui para el Agua Prieta
a ver quien me conocía,
y a las once de la noche
me aprehendió la policía.

Me aprehendieron los sherifes
al estilo americano,
por ser hombre de delito,
todos con pistola en mano.

Me enviaron a Cananea
atravezando la sierra,
no me les pude pintar,
por no conocer la tierra.

Al llegar a Cananea,
allí perdí la esperanza,
porque allí fui consignada
al juez de Primera Instancia.

A otro día por la mañana
me raparon la cabeza,
porque me iba a visitar
l’Administrador de mesa.

Me sacaron un recibo
de la Casa del Congreso
donde preguntaba el juez:
–¿sabe usted porque está preso?

Yo les contesté muy serio,
poniéndome muy formal:
–No me han de formar un templo
ni un palacio de cristal.

La cárcel de Cananea
está situada en una mesa,
en ella fui procesado
por causa de mi torpeza.

De tres amigos que tengo
ninguno me quiere hablar,
empezando por “El Chango”,
“El Leoncito” y “El Caimán”.

Despedida no la doy,
porque no la traigo aquí,
se la dejé al Santo Niño
y al Señor de Mapimí.

Ya con esta me despido
por las hojas de un granado,
aquí se acaba el corrido
de este gallo tan jugado.