Corrido de Emiliano Zapata de Pablo Neruda y Tata Nacho

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Autor: Pablo Neruda,
con música de Tata Nacho.

Cuando arreciaron los dolores
en la tierra, y los espinares desolados
fueron la herencia de los campesinos
y como antaño, las rapaces
barbas ceremoniales, y los látigos,
entonces, flor y fuego galopado …

Borrachita me voy hacia la capital
Se encabritó en el alba transitoria
la tierra sacudida de cuchillos,
el peón de sus amargas madrigueras
cayó como un elote desgranado sobre
la soledad vertiginosa,
a pedirle al patrón
que me mandó llamar
Zapata entonces fue tierra y aurora.

En todo el horizonte aparecía
La multitud de su semilla armada.
En un ataque de aguas y fronteras
el férreo manantial de Coahuila,
las estelares piedras de Sonora;
todo vino a su paso adelantando,
a su agraria tormenta de herraduras.

Que si se va del rancho
muy pronto volverá
Reparte el pan, la tierra;
Te acompaño.

Yo renuncio a mis párpados celestes,
Yo, Zapata, me voy con el rocío
de las caballerías matutinas,
en un disparo desde los nopales
hasta las casas de pared rosada.
cintitas pá tu pelo no llores por tu Pancho …

La luna duerme sobre las monturas,
La muerte amontonada y repartida
yace con los soldados de Zapata.
El sueño esconde bajo los baluartes
de la pesada noche su destino,
su incubadora sábana sombría.

La hoguera agrupa el aire desvelado;
grasa, sudor y pólvora nocturna.
… Borrachita me voy para olvidar …
Pedimos patria para el humillado.

Tu cuchillo divide el patrimonio
y los tiros y corceles amedrentan
los castigos, la barba del verdugo.
La tierra se reparte con un rifle.

No esperes, campesino polvoriento,
después de tu sudor la luz completa
y el cielo parcelado en tus rodillas.
Levántate y galopa con Zapata.

Yo la quise traer dijo que no …
México, huraña agricultura, amada
tierra entre los oscuros repartida;
de las espaldas del maíz salieron
al sol tus centuriones sudorosos.

De la nieve del Sur vengo a cantarte.
Déjame galopar en tu destino
y llenarme de pólvora y arados.
… Que si habrá de llorar
pa que volver.

A la tumba de los Héroes

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Autor: M. A.

Saludo, oh Patria mía, la tumba de los Héroes
que están en gloria eterna gozando en dulce paz,
para ensalzar el nombre de Hidalgo y otros héroes
y bendecir la historia que hoy vine a consagrar.

Recordando de aquellos nobles ancianos
hoy la fecha de mil novecientos once
que han libertado a nuestro pueblo mexicano
del intento que amaban los españoles.

Hoy México en sus glorias secas no vio sus flores
la más pura esencia de su cáliz apuró,
convertida entretanto en sangre y en ardores
al ver que sus promesas ninguna se cumplió.

Dios le ha dado un poder tan soberano
a otro hidalgo que ha nacido en nuestra patria,
estas honras recibió don Emiliano
a quien nombramos señor General Zapata.

Hoy, si Benito Juárez volviese aquí a la vida,
iríamos muy gustosos a dar nuestra ovación,
entonces levantara su faz más resentida
como serena el alma de los tintes de una flor.

Este hombre que ha nacido en nuestro Estado
le ha pedido, por su honra, a Dios clemencia,
porque se ha visto que con la espada en la mano
él defiende con honor la independencia.

Comprendo yo que Juárez le dio desde su gloria
su cetro y su corona al bendecir su honor,
es fuerza que le demos del lauro la historia
y libre de este yugo a toda la Nación.

Si el trino que se escucha entre las aves
y la flor que da su aroma al suelo santo
mil honras te consagro en tus altares
y con el trino matinal borren el llanto.

En fin, si en lo futuro mis nobles ciudadanos
llegase otra conquista del gobierno español
tendremos siempre en cuenta al señor don Emiliano,
él irá a su defensa por nuestro pabellón.

Si en tumba más sombría llegase a verte
una palma dolorida voy a darte
y al llegar yo besaré tu losa inerte
recordando de la historia que dejaste.

En fin, señores, yo pienso cual pobre mexicano,
pedir una indulgencia, si la merezco yo,
y reciba por obsequio don Emiliano
laureles y guirnaldas y el centro de su honor.

A ti, digno General, hoy te pido
que te dignes dispensarme por tu honra
de mi suerte es un elogio el que he tenido
porque el autor fuiste en la sangre redentora.

En fin, ya me despido de esta amable reunión,
suplico que se sirvan mis versos otorgar,
ustedes muy bien saben que mi ramo no es trovar,
también me perdonan si he venido a importunar.

Mas en fin, nobles caudillos, me despido,
señor Eufemio y también don Emiliano,
Dios los bendiga para siempre por su mano
para librar a nuestro pueblo mexicano.

La Tumba del Mojado, Los Tigres del Norte

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No pude cruzar la raya
se me atravesó el río Bravo
me aprehendieron malamente
cuando vivía en el otro lado
los dólares son bonitos
pero yo soy mexicano.

No tenía tarjeta verde
cuando trabajé en Luisiana
en un sótano viví
porque era espalda mojada
tuve que inclinar la frente
para cobrar la semana.

La rosa de Mexicali
y la sangre del río Bravo
son dos cosas diferentes
pero en color son hermanos
y la línea divisoria
es la tumba del mojado.

La cerca de la torquilla
es ofensa para el pueblo
en México se pasean
franceses, chinos y griegos
y algunos americanos
son caciques en los pueblos.

La rosa de Mexicali
y la sangre del río Bravo
son dos cosas diferentes
pero en color son hermanos
y la línea divisoria
es la tumba del mojado.

Nueve Años se Cumplieron

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Autor: Elías Domínguez

Nueve años se cumplieron de la Revolución
y la patria querida no hallaba ni que hacer;
toditos los tratados eran una adulación
y para el mexicano sufrir y padecer.

Voy a hablar del gobierno de don Porfirio Díaz
que fue de más conciencia en la persecución,
cuando a los maderistas con furia perseguía,
a los pueblos trataba con consideración.

Cuando a pueblos llegaban fuerzas del señor Díaz
llegando preguntaban pues, por la autoridad
nada más indagaban por la gran rebeldía,
que en los cerros andaban con el fin de peliar.

Mirando don Porfirio que no había de ganar
dispuso el armisticio, la guerra suspendió:
Madero con sus tropas entró a la capital
y ahí quedó el gobierno a su disposición.

Luego ese presidente de México se fue,
para la vieja Europa hizo su embarcación,
dejó a la pobre patria en un cruel padecer,
inundada de sangre, ¡Cielo qué compasión!

Después siguió la guerra con Francisco I. Madero,
en contra de otros jefes que no se querían rendir;
anduvo, bajó con tropas a Cuautla de Morelos,
a ver si en conferencia los hacía convenir.

Pero no sucumbieron Zapata y otros jefes
a las órdenes que traiba don Francisco I. Madero,
y siempre pronunciados se quedaron renuentes,
por todito el estado nombrado de Morelos.

Cuando el señor Naranjo se hizo del poder,
quedando en Cuernavaca de un gran gobernador,
mando a Juvencio Robles el cual se dio a temer
quemando a muchos pueblos con bastante rigor.

Cuando a pueblos llegaban las fuerzas naranjistas
pacíficos huían con el fin de escapar,
a todito el estado nombraban zapatista
y por esa razón lo querían arrasar.

Y se fue el año doce para el plan de Morelos,
no conocía justicia, ni paz ni libertad,
al cielo se quejaban las cuadrillas y pueblos
sólo los naranjistas traían autoridad.

Por fin se le llegó a Francisco I. Madero,
el cual ni pensaba en su trance de agonía,
mil novecientos trece en el mes de febrero,
con Huerta y Mondragón, Blanquel y Félix Díaz.

De luto se vistió la hermosa capital
porque fue muy temible aquella guerra cruel,
y cuando se tomó el palacio principal,
a Madero capturó el general Blanquel.

Entonces terminó el partido maderista
y de la presidencia Huerta se apoderó;
también incendió a pueblos el gobierno huertista,
la historia lo titula por tirano y traidor.

Muchos ruegan por él, si ya se halla en descanso,
según los forzamientos de cómo nos trató.
Allá Luzbel lo tenga, siquiera en fuego manso,
por los crueles incendios y levas que inventó.

Son páginas de sangre, de luto y de tristeza,
que se verá en la historia con mucha admiración;
hablando de tiranos como fue el señor Huerta,
ese Juvencio Robles, Villegas y Cartón.

Los pueblos lo que quieren son buenas garantías,
que se juzgue arreglado el Código legal,
fungiendo bien sus leyes mucho agradecería
respetando el derecho así se hará la paz.

¡Ay si resucitara el señor Benito Juárez
y viera nuestra patria en tan cruel situación!
Sólo él la libraría de toditos los males
y rigieran las leyes de la Constitución.

En fin, patria querida ¿cuándo terminarán
las guerras fraticidas que sufre tu nación?
Ya los pueblos honrados desean tranquilidad,
porque ya están cansados de la Revolución.

Corrido de la Canción de Zapata Vivo

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Autor: Gustavo Esteva

Porque apenas fue principio
de lo que luego pasó.
Porque hoy lo siguen como antes
los que ayer él levantó.

Porque su lucha prosigue.
Porque nunca terminó.
Porque hoy cada campesino
lo calienta bajo el sol.

Por eso vengo a cantarles
esta nueva novedad:
y es que Zapata está vivo
y ésta es la pura verdad.

Vengo a cantarles, señores,
una nueva novedad.
Y es que Zapata está vivo,
y ésta es la pura verdad.

Está más vivo que nunca
nuestro líder natural:
está en cada campesino
que hoy lo viene a demostrar.

Está Zapata en las manos
de los que siembran el máis.
Está en la vida de lucha
que nos dio el gran general.

Y está más viva que nunca
su consigna popular,
la que nos une de siempre,
la tierra con libertad.

Conseguimos con su fuerza
una meta nacional:
la tierra es del pueblo todo,
no privada propiedad.

Fue por Zapata, señores,
que hicimos esto legal.
Por su lucha este principio
se hizo constitucional.

Tierra pa’ los campesinos
es la meta principal,
porque sólo ellos, señores,
han de hacerla cosechar.

Que se prefiera a los grupos
sobre el dueño individual;
que se reconozca siempre
el derecho comunal.

Que se les quite la tierra
a los que tienen de más.
Que sólo tengan derecho
los que la han de trabajar.

La tierra es siempre, señores,
nuestra lucha principal.
Pero no basta la tierra
pa’ poderla trabajar.

Viene el crédito y la siembra
y el agua para regar;
viene la técnica y luego
de ayuda algún animal.

Pero no de esos empleados,
que no entienden de sembrar,
y son bien güeyes y mulas
pero no saben jalar.

Queremos yuntas, señores,
o equipos para aumentar
eso que algunos le llaman
buena productividad.

Necesitamos buen precio
a l’ora de ir a comprar,
y que al vender las cosechas
haya garantía legal.

Está Zapata en las manos
de los que siembran el máis.
Está en la vida de lucha
que nos dio el gran general.

Y está más viva que nunca
su consigna popular,
la que nos une de siempre,
la tierra con libertad.

Si se quieren alimentos,
por ellos hay que pagar.
Y que rija en el comercio
un criterio de equidad.

Ya nos cansamos, deveras,
del cacique y su carnal:
del que lo apoya y respalda
desde algún puesto oficial.

Nos cansamos de violencia,
de tanta desigualdad,
de estar trabaje y trabaje
pa’ que otro se lleve el máis.

Si nuestro modo se basa
en el saber popular,
solo con él avanzamos
en justicia y libertad.

Lo que importa es que podamos
toditos participar;
juntos sin estar revueltos
a la ora de organizar.

Que se respeten las formas
de la voz individual,
y que entre todos tomemos
una decisión social.

Así de veras podremos
crecer parejo y legal;
paso a paso llegaremos
a toda modernidad.

Somos el pueblo, señores,
los que hemos hecho este pais.
Los que pusieron la sangre
que otros vienen a chupar.

México es nuestro, de todos,
esta es la pura verdad,
como es que debemos darle
toditita la lealtad.

Ya me despido, señores,
ya es ora de irse a sembrar.
Aquí les dejo la historia
de la nueva novedad:

Y es que Zapata está vivo,
más vivo que nunca está.
Está Zapata en las manos
de los que siembran el máis.

Está en la vida de lucha
que nos dio el gran general.
(Y está más viva que nunca
su consigna popular:)
la que nos une de siempre,
la tierra con libertad.

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