Corrido de Ignacio Maya

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Que se cubra de negros crespones
el Ejército Libertador,
y sus armas que se empabellonen,
demostrando a la vez su dolor.

Que se cubra el estado de luto,
por la muerte de un gran general,
las campanas toquen a difunto
anunciando el momento fatal.

Se acabó ya la primera espada,
que el caudillo tenía a su favor,
se acabó el valiente Ignacio Maya
combatiendo en los campos de honor.

De su muerte gloriosa hay testigos,
que al pasar de este mundo a la historia
sucumbió pero llevó consigo
al sepulcro una nueva victoria.

Como solamente en Cuernavaca,
les quedaba en todito el estado,
dispusieron tomar esa plaza,
por medio de un sitio prolongado.

Porque ya el valiente Pedro Ojeda,
al pedirle fiel su rendición
le había dicho a Zapata que fuera
a tomarla sin más dilación.

Entonces se sintió aquella plaza,
con un sitio retirado al fin,
donde el hambre y la sed sin tardanza
por fuerza los haría sucumbir.

Después de no tener resistencia,
Pedro Ojeda lleno de pavor,
se alejó de aquella fortaleza
faltando a su palabra de honor.

Hacia el sur dirigió su salida
con el fin de poder escapar,
mas sus huestes fueron perseguidas
y diezmadas en lance fatal.

Entonces el valerosos Maya,
que era el genio de la guerra altiva
se arrojó sobre de aquella escuadra
que en desorden huía fugitiva.

En unión de unos cuantos valientes,
por delante marchó sin demora
combatiendo con valor ingente
aquel bravo guerrero sin par.

Mil cadáveres dejó en su fuga,
Pedro Ojeda sin más compasión,
armamento, cañones y mulas
y de parque buena dotación.

Con qué heroísmo el invencible Maya
se batió cual un bravo campeón
y sus jefes que lo acompañaban
en aquella gran persecución.

Ya la aurora del triunfo veía
a su límpida frente llegar,
cuando una bala cruel lo impedía,
la existencia le vino a quitar.

De un noble corcel cayó a tierra,
al sentir aquel golpe mortal,
y momentos después muerto queda,
aquel bravo guerrero sin par.

Según nota que tuve del hecho
llegó el fin de su vida postrera,
cerca del pueblo de Coatetelco,
en el punto de La Nopalera.

Allí fue en donde murió aquel coloso
que en distintas campañas se vio,
un día viernes catorce de agosto
fecha triste en que al mundo dejó.

De allí fue su cuerpo trasladado,
para el pueblo de Tlaltizapán,
donde al fin se encuentra sepultado
como varios muy bien lo sabrán.

Duerme en paz valiente Ignacio Maya,
mientras que en este mundo fatal,
triste llora el coronel Juan Vara
recordando tu nombre inmortal.

Si en compañía tuviste esa gloria,
en alteza los hombres de honor,
tus hazañas son pruebas notorias
que doquiera salías vencedor.

Se acabó el que brindaba laureles
al líder de la revolución,
se acabó también Felipe Neri,
dos espadas de gran pundonor.

Entre de esas dos grandes figuras
debemos también colocar
a don Marcelino Casarrubias,
que en campaña no tuvo rival.

Esos hombres de honor intachable
con su heroísmo, constancia y valor,
es muy justo que al fin les consagre
un recuerdo siquiera de honor.

Al Eterno pido en mis plegarias
nuestro digno reposo a la vez,
nobles mártires del Plan de Ayala,
vuestro premio será de honra y prez.

Bola suriana del General Felipe Neri

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Con tristes clamores doblen las campanas
anunciando el triste día,
vístanse de luto las tropas surianas
al oir el toque de agonía.

Fué la partida de un hombre,
de un valiente mexicano,
que por su nombradía y tanto renombre
la existencia le han quitado.

Era un brazo fuerte de los de Zapata,
estimado en toda extensión,
con mucha firmeza defendió la causa,
nunca le infringió traición.

Varios han de recordar
que deveras fue muy hombre,
que a los federales los hacía temblar
tan solo de oir su nombre.

Distintos combates, como es positivo,
por eso su honor recobra,
entre todos ellos fue el más distinguido,
como se le vió en su obra.

Aun los mismos federales
decían a lo reservado,
ay! si hubiera tres de estos generales
ya se hubiera conquistado.

Chiautla lo refiere como Santa Clara,
Jonacate y sus victorias,
todas esas fechas quedan asentadas
en el libro de la historia.

Tepoztlán y la Calzada,
Nepantla y Hucuituco,
muy bien han fijado en él sus miradas,
para cuando llegue el triunfo.

En ese Hucuituco puso su cuartel,
por las cosas tan notorias,
a la hora del triunfo se han de acordar dél
como goce de sus glorias.

Era una espada valiente
en la Patria Mexicana,
no volverá a brillar siempre
en la República indiana.

En el mes de enero, fecha veintiséis,
mil novecientos catorce,
nadie ponga en duda lo que cierto fue;
esto lo escribió un reporter.

Cuanto dolor ha causado,
a todo el mundo le pesa,
que uno de los mismos le haya traicionado
y eso si fue una vileza.

Allá en Tlayacápan fue a donde se hallaba
sin pensar en lo profundo,
quién le hubiera dicho que la hora llegaba
de separarse del mundo.

Las siete v media marcaba
el relox cuando marchó,
con veinte soldados que lo acompañaban
rumbo a Tepoztlán salió.

En el mismo dia llegó a Tepoztlán
dirigiéndose al cuartel,
donde este Barona decía con afán,
quiero contestar con él.

Pronto respondió un vasallo:
Ya se fue a su campamento.
-No lo paso a creer; allí veo su caballo;
nada de esto ha de ser cierto.

Entonces Felipe pico su caballo,
según la razón le daba,
entre una casa, una tranca enfrente,
allí sería la hora llegada.

Iba de buen corazón,
según lo manifestaba,
que lejos estaba de una vil traición;
qué suerte tan desgraciada!

Mirando a Barona bajó el pié derecho,
y en el rostro recibió un tiro,
y al morir le dijo: “Antonio, qué has hecho?
-No venía a pelear contigo.

-El morirme no me pesa;
hombre soy, no vil soldado,
siento el compromiso; el que con vileza,
Barona, me hayas matado.

Esto bien sería la una de la tarde
cuando todo ésto pasó,
el General Neri en el primer descargue
del caballo se cayó.

Baldomero, al verlo caer,
se fue como un bravo león,
sobre de él disparó con tino
hiriéndolo con razón.

En el mismo día mandaron el parte,
por la razón natural,
al señor Zapata, a don Emiliano,
como jefe principal.

Donde muy bien se informó
de todo lo acontecido;
después de informado lo lloró,
y exhaló un tierno suspiro.

El dia veintisiete sepulcro le dieron,
como Dios manda al viviente;
hombres y mujeres todas lo sintieron,
lloraron amargamente.

Nuestro amparo se acabó,
asombro del mal gobierno,
llorad, mexicanos, con justa razón,
no volveremos a verlo.

Se acabó un valiente, una espada fuerte
del Estado de Morelos,
tengan bien presente que en el Siglo XX
quedan los tristes recuerdos.

Adiós, valerosa espada,
adiós, valiente campeón,
dejaste a ta patria triste y enlutada,
por pasar a otra mansión.

Todo aquel que quiera de buen corazón
visitar esos lugares,
se halla en Amatlán, centro donde está
sepultado su cadáver.

Suplico a todos rendido
que me otorguen el perdón,
que me disimulen mi torpe sentido
en tan triste narración.

Corrido de México libre

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México lindo descubre ese velo
que ciñe tu frente guardando el dolor
para que conozca así el mundo entero
a quien la patria se le debe ese honor.

Diste un hombre de sanos ideales
que encabeza la revolución
se oyó aquel grito por tierras y mares
como proclama de la redención.

El General Emiliano Zapata
guerrero y caudillo de nuestra nación
Francisco I. Madero del plan se retracta
que fue el motivo de la revelión

Año 11 fué el 30 de Agosto
cuando Zapata les dijo a sus hombres
hoy seguiremos peleando con gusto
que de Morelos serán los honores.

Los Generales que voy a nombrar
Otilio Montaño y Jesús Capistrán
fué de su confianza Amador Salazar
Lorenzo Vázquez y Felipe Beltran.

Felipe Neri y Francisco Mendoza
Eufemio Zapata y Francisco Alarcón
Antonio Barona en toma de plazas
con estos se dieron un buen atorón.

En el año de mil novecientos once
noviembre veintiocho fué día memorable
el Plan de Ayala con gusto firmóse
piensa en tu patria que debe salvarse.

Ordenando Emiliano Zapata
aquellos jefes de buen cumplimiento
con su bandera triunfante y sesante
sobre las tierras de el repartimiento.

Presiaremos lo más importante
que fué en el año del doce al catorce
el zapatista peleando con arte
jurando bandera se hizo notable.

Plazas tomadas fué la de Chilapa
de Chilpancingo a Mazatepec
el zapatista el camino les tapa
tomando la hacienda de Zacatepec.

Fuerzas de Ojeda fueron rechazadas
sembrando en Morelos el pánico horror
aunque aquellas fechas han sido pasadas
aquí en nuestro pecho se encuentra el dolor.

Tú nunca olvides mi patria querida
que tienes hombres de mucho valor
el mexicano no aprecia su vida
la da con orgullo probando su honor.

Aquí en Morelos se encuentra la cuna
de aquellos ideales de un buen pensador
y Pablo González desde su tribuna
ordena a Guajardo su plan de traidor.

Año díez y nueve fué el 10 de Abril
cuando Zapata fué sacrificado
aunque de este mundo dejó de existir
aquí en nuestro pecho ha quedado grabado.

EN LOS ALTARES DE LA PATRIA ESTÁ ZAPATA

1 Comentario

En los altares de la Patria está Zapata,
con la bandera agrarista en su poder,
y el Código Agrario de la Patria
que el latifundio tendrá que obedecer.

Amador Salazar, Felipe Neri,
Gabriel Mariaca y Genovevo de la O,
elegidos en la tierra que les quiere
porque sobre él, su sangre se regó.

El es de Guerrero, dio sus hombres
que a la causa fueron grande bendición
los Saavedra figuran y otros nombres
como para valiente agrarista, Castrejón.

Corrido dedicado a Zapata

2 Comentarios

Música y Letra: Matías Cruz Arellano.

Preclaros días de mi Patria mexicana
abre el santuario de mi propio corazón,
para aplaudirle la cumbre de su fama
por que merece este humilde galardón.

Con amor como un átomo del alma
para llevar hacia el cielo una oración,
con tu mano derecha cuya fama
atrás de Huerta es la revolución.

En los Altares de la Patria está Zapata
una bandera agrarista en su poder,
será el código agrario de la Patria
que el latifundio tendrá que obedecer.

Amador Salazar, Felipe Neri,
Gabriel Mariaca y Genovevo de la O,
el ejido de la tierra que le quiere
porque sobre él, su sangre se regó.

El Estado de Guerrero dio sus hombres
para la causa fue grande bendición,
Rosa Bella, Figueroa y otros nombres
Samuel, Valente, Agrarista Castrejón.

En los Altares de la Patria está Zapata
una bandera agrarista en su poder,
el código agrario de la Patria
los latifundios tendrán que obedecer.

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