Corrido de la Muerte de Zapata

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Autor: Armando Liszt Arzubide

Escuchen señores, oigan
el corrido de un triste acontecimiento:
pues en Chinameca ha muerto a mansalva
Zapata, el gran insurrecto.

Abril de 1919 en la memoria
quedará del campesino,
como una mancha en la historia.

Campanas de Villa Ayala
¿por qué tocan tan dolientes?
es que ya murió Zapata
y era Zapata un valiente.

El gran Emiliano que amaba a los pobres,
quiso darles libertad.
Por eso los hombres de todos los pueblos
con él fueron a luchar.

De Cuautla hasta Amecameca,
Matamoros y el Ajusco,
con los pelones del viejo don Porfirio
se dio gusto.

Trinitaria de los campos
de las vegas de Morelos,
si preguntan por Zapata
di que ya se fue a los cielos.

Don Pablo González
le ordena a Guajardo que le finja un rendimiento,
y al ver a Zapata disparan sus armas
al llegar al campamento.

A la orilla de un camino
corté una blanca azucena,
a la tumba de Zapata
la llevé como una ofrenda.

Señores ya me despido
que no tengan novedad.
Cual héroe murió Zapata
por dar tierra y libertad.

Nuevas Mañanitas al Estado de Morelos (Triste despedida de Emiliano Zapata)

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Autor: Eduardo Guerrero

Las cosas iban subiendo
y van bajando otra vez
y entre balas y cañones
pasaba un mes y otro mes.
Unas cosas existieron
que alguno desbarató
y otras que no se podían
se pudieron de a montón
y luego aquello acabó.
Todos sabemos la historia.
Nos la dijeron de chicos
y alguno hasta lloró.

Voy a cantar un gustito
que vale la pura plata,
donde les doy la noticia
de la muerte de Zapata.

¡Adiós, montes del Ajusco
adiós, cerros del Jilguero,
adiós, montañas y cuevas
donde anduve de guerrero!

Me trataron con respeto
todos mis soldados leales,
para ellos no había tormento.
Adiós, firmes generales.

Adiós, muy heroica Cuautla,
adiós torres de Morelos
adiós las de Tenepantla,
pues ya nunca nos veremos.

Adiós los que me ayudaron
los nueve años de batalla,
en que nos vimos cubiertos
por la terrible metralla.

Adiós, mi señora madre,
adiós, todos mis chamacos,
adiós, todos mis amigos,
les encargo a mis muchachos.

Muerto está ya el guerrillero
que a ninguno respetó,
pues a Madero y Carranza
bastante guerra les dio.

Hoy de todos se despide
con tristísima amargura
y pide que no lo olviden
en su oscura sepultura.