Corrido de la Muerte de Emiliano Zapata

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Vengan a oír estos versos 
todos con mucha atención, 
de un gran suceso ocurrido 
que comenta la Nación.

El jefe Pablo González 
ideó sus planes certeros, 
para poder dominar
al Estado de Morelos.

Primero vengo a contarles, 
la historia de un guerrillero 
desde que se pronunció 
hasta su fin tan postrero.

En mil novecientos diez 
en armas se levantó,
y al grito ¡Viva Madero! 
al gobierno combatió.

Luego Zapata y sus fuerzas 
cuando Madero triunfó, 
por causas no conocidas 
de nuevo se sublevó.

Y todos bien recordamos 
cuando la traición de Huerta, 
Zapata aun siendo rebelde 
no se mezcló en la reyerta.

Cuando el cuartelazo infame 
del día nueve de febrero
al Estado de Morelos
fue en automóvil Madero.

No se sabe a qué negocio 
Madero fue a Cuernavaca 
el caso es, sin contratiempo 
conferenció con Zapata.

Por fin Huerta por los suyos 
fue elegido Presidente 
pero Zapata en Morelos 
juró a Huerta darle muerte.

Villa y Carranza en el norte 
juraron con buen esmero 
vengarla sangre regada 
del Presidente Madero.

Luego entre Villa y Carranza 
un disgusto aconteció,
pero Emiliano Zapata 
con Villa sí confrontó.

Se unieron Villa y Zapata 
como buenos compañeros, 
uno peleaba en el Norte 
otro en el plan de Morelos.

Con Orozco y De la Barra, 
con Carranza y otros más, 
Zapata jamás no quiso 
hacer convenios de paz.

El famoso Plan de Ayala 
era esa la única bandera, 
que Zapata reclamaba 
para terminar la guerra.

Las causas que reclama 
ese plan en realidad
es el reparto de tierras, 
Democracia y Libertad.

Pero Zapata renuente 
nunca quiso someterse, 
para que buenas doctrinas 
un gobierno las cumpliese.

Por fin Carranza, señores, 
mandó fuerzas federales, 
a combatir a Zapata,
por montes, pueblos y valles.

Pues el general González 
al frente de mil guerreros, 
fue mandado por Carranza 
al Estado de Morelos.

En un mes de operaciones 
los soldados carrancistas 
quitaron Cuautla Morelos, 
a las fuerzas zapatistas.

González dio garantías 
a muchos jefes surianos, 
para rendirse al gobierno 
en conformidad de hermanos.

Muchos jefes zapatistas 
mirando las garantías, 
a Zapata abandonaron 
en todas sus correrías.

Zapata viéndose solo
con muy poco contingente, 
acudió a su gran astucia 
para reclutar más gente.

A fines del mes de marzo, 
del año que está presente, 
Zapata mandó una carta
a Guajardo urgentemente.

Guajardo era coronel
de las tropas de Carranza; 
pero logró de Zapata 
hacerse de gran confianza.

Zapata mandó otra carta 
hasta Cuautla astutamente, 
a donde le aconsejaba
se volteara con su gente.

Guajardo le contestó 
nomás espero el dinero, 
para pagarle a las tropas 
y pertrecharlas si puedo.

Veinte cargas de maíz 
tengo yo que recibir,
si es que usted las necesita 
se las puedo conducir.

Pues el general Guajardo 
fingiendo estar rebelado 
salió de Cuautla Morelos, 
con sus tropas bien armado.

Guajardo salió de Cuautla 
con mucho gusto y contento 
al Rancho de Chinameca 
para estar de destacamento.

Al licenciado Palacios 
mandó Zapata al instante 
al Rancho de Chinameca 
como su representante.

Cuatro cartas se mandaron 
uno y otro en la ocasión, 
a donde se profesaban 
una gran estimación.

La última carta mandó 
Guajardo en contestación, 
donde le dijo a Zapata 
quedo a su disposición.

La primera orden que dio 
Zapata sin dilación,
que a Bárcenas lo matase 
por jugar alta traición.

Guajardo dijo a Zapata 
es difícil comisión, 
porque Bárcenas se encuentra 
en Cuautla en esta ocasión.

Mi general, le obedezco 
todo lo que mande usted, 
pero mejor fuera bueno 
tomar Jonacatepec.

Por órdenes de Zapata 
Guajardo salió de allí 
y la plaza fue tomada 
el 8 del mes de abril.

Aunque el combate fue corto 
con los falsos “zapatistas” 
hubo siempre algunos muertos 
de las fuerzas carrancistas.

En Tepaltzingo esperaba 
Zapata de gusto henchido, 
al valiente de Guajardo 
por el triunfo ya obtenido.

Ya todo el plan de González 
estaba casi concluido,
para poder agarrar
a Zapata muerto o vivo.

Una mujer se acercó 
a Zapata desmayada, 
diciéndole que Guajardo 
quería hacerle una celada.

Zapata oyó los consejos 
de su amiga sin igual,
y también formó sus planes 
para evitar cualquier mal.

Muchachos, dijo Zapata, 
tengan mucha precaución, 
vigilen bien a Guajardo
que quiere hacernos traición.

Como a las tres de la tarde 
Guajardo se dirigía,
a darle parte a Zapata
del gran triunfo de ese día.

Zapata dijo a Guajardo
que en prueba de estimación, 
celebraran ese triunfo
con un gran comelitón.

Pero el coronel Guajardo 
fingiendo estar fatigado 
dijo que no podía ir, 
por estar un poco malo.

Que mejor ese festín, 
se efectuara al otro día, 
en Chinameca, a su jefe 
un banquete le ofrecía.

Zapata al fin accedió
a la oferta de Guajardo, 
para ver si de ese modo 
allí podía capturarlo.

Guajardo dijo a sus tropas 
que al llegar su contrario, 
a Zapata se le hicieran 
honras de divisionario.

Que para el segundo toque, 
contraseña anticipada,
los soldados sin demora 
harían descarga cerrada.

Al llegar a Chinameca 
Zapata algo malició,
y cogiendo luego su arma 
el combate se trabó.

Se posesionó muy bien 
para poder resistir,
pero a los pocos momentos 
ya no pudo combatir.

Muerto cayó en aquel sitio 
por una bala certera, 
terminando allí su vida
en su trágica carrera.

Varios jefes zapatistas 
fueron hechos prisioneros, 
y otros abandonaron
el Estado de Morelos.

Palafox allí murió, 
Jáuregui fue capturado, 
y en Cuautla de Morelos 
fue también ejecutado.

El cadáver de Zapata
a Cuautla fue conducido, 
para que por todo el pueblo 
fuera bien reconocido.

Cuando en Morelos se supo 
la nueva que aconteció 
toda la tropa con dianas 
toda Cuautla recorrió.

De Ozumba y de Yautepec, 
de México y Cuernavaca 
iban a ver el cadáver
del que en vida fue Zapata.

Tres días estuvo su cuerpo 
a la vista de la gente, 
hasta que fue sepultado 
el día doce del presente.

Así terminó su vida
un jefe de guerrilleros, 
criollito de Nenecuilco 
del Estado de Morelos.

Ya este corrido he cantado, 
me despido con afán
si en algo estuviere errado 
las faltas perdonarán.

Corrido de Marciano Silva

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Autor: Marciano Silva

Soy el rústico cantor de las montañas 
que al acorde de mi destemplada lira, 
voy cantando de los héroes las hazañas 
y del déspota tirano la ignominia.

Soy del sur ignorado publicista
que sin gracia ni cultura en la ocasión, 
voy cantando del tirano la injusticia
y ensalzando el patriotismo de un campeón. 

No es el rifle el que manejo con destreza 
ni la brida del intrépido corcel,
es la pluma mi cañón y mi estrategia 
y mi verso la metralla, a mi entender.

Son las armas con que lucho en el presente 
y con ellas lucharé sin descansar, 
combatiendo a los tiranos que imprudentes 
sólo anhelan un conflicto nacional.

Las hazañas de Emiliano Zapata

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Con su permiso, señores,
voy a cantar el corrido 
de la vida y los errores 
de un guerrillero temido. 

San Cuilmas El Petatero, 
mi memoria ha de ayudar 
y la historia de Zapata, 
completa, podré cantar. 

Fue de humilde nacimiento; 
pero pronto se notó,
que así, como iba creciendo, 
les dio pruebas de valor. 

Cuando hombre, fue guerrillero 
y llegó hasta general
y peleando por Madero, 
su fama fue universal. 

Después que acabó la guerra 
a sus tropas licenció;
pero andando por doquiera 
muchos amigos llevó.

Y en parrandas y festines 
la vida pasa contento, 
haciendo buenos botines, 
pues la guerra es su elemento. 

Madero lo entrevistó
y prometió retirarse;
pero volvió a entusiasmarse 
y las ganas no aguantó.

Y volvió, con sus muchachos, 
a esa vida peligrosa
de grescas y zafarranchos 
donde el gusto le retoza.

De su dicha es el compendio 
y es su placer más notorio, 
al resplandor de un incendio 
decirles, como el Tenorio: 

“Las ciudades recorrí,
los pueblos he visitado…
¡ y en donde quiera he dejado 
tristes recuerdos de mi!”

i Sí, Zapata es buena gente ! 
(Según me han asegurado…) 
Sólo que… lo que sucede, 
i Que tiene un genio endiablado… ! 

Y que… (ni mandado hacer),
San Dimas llegó a decir: 
” i No olvides, no has de pedir 
lo que se pueda coger !”

Y Zapata lo practica 
con toda formalidad, 
¿Que la prensa lo critica? 
i Mucho que le ha de importar !

Corrido de Emiliano Zapata

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Autor: Anónimo.

En Cuautla, Morelos hubo 
un hombre muy singular, 
justo es ya que se los diga: 
hablándoles, pues en plata, 
era Emiliano Zapata
muy querido por allá.

Todo es un mismo partido, 
ya no hay con quién pelear; 
compañeros, ya no hay guerra, 
vámonos a trabajar.

Ya se dieron garantías
a todo el género humano, 
lo mismo que al propietario 
como para el artesano.

¡Unión! que es la fuerza santa 
de todito el mundo entero, 
Paz, Justicia y Libertad
y gobierno del obrero. 

Así como los soldados 
han servido pa’ la guerra, 
que den fruto a la nación 
y que trabajen la tierra.

¡Quién no se siente dichoso 
cuando comienza a llover! 
Es señal muy evidente
que tendremos qué comer. 

Si los campos reverdecen 
con la ayuda del tractor, 
es el premio del trabajo 
que nos da nuestro sudor.

El oro, no vale nada
si no hay alimentación: 
es la cuerda del reloj 
de nuestra generación.

Quisiera ser hombre sabio 
de muchas sabidurías; 
pero más quiero tener 
que comer todos los días.

Dan la una, dan las dos,
y el rico siempre pensando 
cómo le hará a su dinero 
para que vaya doblando.

Dan las siete de la noche 
y el pobre está recostado, 
duerme un sueño muy tranquilo 
porque se encuentra cansado.

¡Dichoso el árbol que da frutos, 
pero muy maduros: 
Si señores, vale más
que todos los pesos duros!

No quiere ya relumbrones 
ni palabras sin sentido, 
quiere sólo garantías
para su hogar tan querido.

Es el mejor bienestar 
que el mexicano desea: 
que lo dejen trabajar, 
para que feliz se vea.

Corrido de Jesús Capistrán y Maurilio Mejía

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Hoy amigos la suerte es contradictoria,
cuando el hombre no tira bien sus medidas,
queda escrito en los anales de la historia
lo que le hombre pueda ser en esta vida.

Es muy lógico que el hombre sea patriota,
guerrillero y de muy buenas condiciones,
que se gane las presillas y carlotas
con sus hechos, pero en buenas condiciones.

Pero el hombre que traiciona a su bandera
es muy poco militar y no es patriota,
ser lo lleva la ambición de las monedas,
son muy raras las personas y muy pocas.

En la historia están grabados los traidores,
los que dicen: “Soy patriota”, y no lo son,
sugestionan sus personas y por cobres
nada le hace que se pierda el pundonor.

Ante el vulgo es afrentoso que Maurilio
que se entablen relaciones con don Pablo,
que recuerden que González fue el cuchillo
y el verdugo fue Jesús M. Guajardo.

Ni el rumor de las espadas han podido,
ni secciones de cañones que emplazaron ,
sólo Jesús Capistrán y usted Maurilio
sin más réplica al gobierno se pasaron.

Que nos duele tanta sangre que ha corrido
por el bien de nuestros pueblos mexicanos,
todavía con eso, señor don Maurilio,
se transmite un carrancista y vil tirano.

Si Zapata reviviera y los viera
todos los que han traicionado el Plan de Ayala,
desearían que se los tragara la tierra
y de vergüenza no le querrían dar la cara.

Rancho Nuevo, Chinameca, es un testigo,
allí fue donde sucumbió nuestro caudillo,
el apóstol que teníamos más querido,
que el suriano nunca olvida su sentido.

Los valientes nunca corren a rendirse,
el que no ama Dios ni Patria es un tirano,
los presente sólo están para decirles
que muy pronto verá usted su desengaño.

La historia ha de condenar a los infieles,
como premiará a los que han sido leales,
los que no se acobardaron con las muelles,
los que firmes sostuvieron sus ideales.

Adiós Maurilio Mejía, ya me retiro,
a Jesús Capistrán dará un abrazo,
el que su mano le extiende a su enemigo,
pues, de seguro, sólo le espera el cadalso.

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